Gran descubrimiento el de esta cafetería, yo que tan poco las frecuento, si acaso en invierno la de La Mallorquina...
La cafetería Mola se encuentra en la calle Príncipe de Vergara número 112, conocida en el pasado como la calle del General Mola. ¿No os encantaría apellidaros así?
Ocurre con este tipo de decoraciones tan de los años 70, fecha por cierto en la que se inauguró esta enorme cafetería, que o se odian por raras que son o se enamora uno de ellas perdidamente, tal es mi caso.
Antes de seguir hablando quiero deciros que las fotos son de móvil, así que me he permitido la licencia de mejorarlas un poco y jugar un poco con ellas y Photoshop, que me encanta.
Os animo a todos los que paséis por este blog mío a que si os mola este estilo tan de "Cuéntame" os paséis un día a verlo, más que nada porque me han dicho que el edificio, que antes estaba ocupado por oficinas y en la actualidad está totalmente vacío, va a ser demolido. Ni que decir tiene que esta noticia de llena de una profundísima tristeza. Todavía se me abren las carnes con el recuerdo tan triste de la demolición de la preciosa Pagoda de Fisac, ese tipo de edificios que de puro raros uno al principio piensa: "madre, qué feo!", pero luego si lo madura y va educando el gusto, no puede por menos de admirar su impresionante belleza. Lo mismo me ocurre con el edificio Torres Blancas. Horroroso?? Nooo, observadlo bien, leed sus peculiaridades. Es otra joya de la época. Sigo.
Esta es la barra, larguísima aunque aquí no se vea.
¿No os encantan esas cajoneras para dejar los bolsos? En las cafeterías modernas de ahora que tanto furor causan entre los jóvenes, en esos Starbucks que tanto detesta una servidora pero que cuentan con miles de fans en su página de Facebook, no las tienen, y claro te roban el bolso!Y de estos silloncitos tan íntimos, tan "túyyo"... qué me decís? No os parecen el summun de glamour y la sofisticación. Molan o no molan? :D
Las lámparas..... maravillosas también.
Yo en mi cuarto tengo una lámpara de pie que no le gustaba nada a la Doña Umé, que la compró cuando se casó. Es sin duda mi pieza más querida junto al secador de pelo que me encontré en la calle... (os lo puedo enseñar al final del todo si queréis) ¿Queréis? Vale.
Yo en mi cuarto tengo una lámpara de pie que no le gustaba nada a la Doña Umé, que la compró cuando se casó. Es sin duda mi pieza más querida junto al secador de pelo que me encontré en la calle... (os lo puedo enseñar al final del todo si queréis) ¿Queréis? Vale.
El sofá, de plasticote, de esos que se te queda el..., que se te queda el cuerpo pegado, los muslos como que hacen ventosa. A mi me pirran. ¿Habéis visto qué diseño tan propio de los años 70? Me recuerda también al sillón del coche de mi abuelo, un Seat 127, creo..
Lástima de servilletero de Mahou...
Pero mientras escribo esta actualización de hoy, me pregunto cuánto tardará el monstruo abominable de la especulación en llevarse por delante este espacio tan singular. Pese a la alegría de mi texto la verdad es que cuando lo pienso siento una pena muy grande y desearía poder rescatar todos los objetos que hay ahí dentro, llevármelos a mi casa, no sé... tener un recuerdo, salvar de la quema una pieza al menos...
Pero bueno, mejor será cerrar el blog de hoy con la chispa de humor con el que lo empecé, por eso como colofón final, lo prometido arriba: mi aberrante decoración, tan "bigudisca" y tan "visigoncia" que es difícil hasta de mirar, jajajaj!!!